viernes, 21 de noviembre de 2008

MITIA MARGARITA Y LA CÚPULA DE BARCELO


MI TIA MARGARITA Y LA CUPULA DE BARCELO


Hoy, como muchas veces he ido a visitar a mi tía Margarita. Lo hago con frecuencia a pesar de que ella no me ve con buenos ojos.

-Llego el rojo- dice en voz baja, para que no le escuche nadie.

Mi tía no era una mujer que le atrajera la política. Nunca le gusto.

-Los políticos son unos merca chifles.- decía

Mi tía Margarita sentía una profunda debilidad por las gaviotas desde que leyó a Juan Salvador Gaviota: La metáfora de volar a través de las espesas nieblas de la adversidad, confiando solo en su instinto divino, la conmovió... Y años después cuando el Partido Popular cambio su logotipo, colocando una gaviota, se enamoro de el: De la gaviota.

-No me gusta Aznar, se parece a Hitler.- dice

Mi tía Margarita siente por Mariano Rajoy una rara pasión, terca irracional, obstinada,mística. Mi tía Margarita cree tanto en él como en San Monseñor Escriba de Balaguer, santo de su devoción. Mi tía Margarita lo único que le critica a Rajoy es que se crea mas a la derecha del Todo Poderoso y menos liberal que el santo de su devoción. Todo lo demás se lo perdona como buena cristiana.

Esta semana fui a visitarla porque no se sentía bien. La crisis financiera, la alharaca armada por Rajoy en el congreso y el temor a perder sus ahorritos le provocaron una subida de tensión.

Cuando llegue a su casa estaba escuchando por la radio a Federico Jimenez Losantos
quien denostaba contra tirios y troyanos haciendo eco a las palabras de Gonzalo Robles en el Congreso: “Gotele millonario”, “gasto desproporcionado”, “salvajada”, “injusto”, “ilegal”, etc,etc. Mi tía Margarita le escuchaba embelesada. También hablaba el locutor de la pintura de la cúpula de Barcelo en Ginebra y de los 8 millones de euros que ha gastado el estado Español en la elaboración de la misma. Mi tía Margarita mascullo entre los dientes:

-¡Claro, tan progresistas y gastando el dinero en cavernas, no les basta con las cuevas del Drak en Mallorca! No te parece, sobrino...

-No, tía, le respondí, con sinceridad pienso como dijo Don Juan Carlos que "nada mejor que el arte como mensaje universal para expresar los valores y principios que inspiran a las Naciones Unidas"



-Rajoy tampoco esta de acuerdo con esa obra faraónica y el pueblo tampoco.

-¿Como que el pueblo no esta de acuerdo, tía?

-Bueno, me concedió, todo el pueblo no, habrá algunos apátridas como tu que la quieren, pero nosotros, las mayorías del PP, no la queremos.

-¿Quien es el pueblo para ti, tía?

-Pues los que queremos a Rajoy, leemos El Mundo y escuchamos a Federico Jimenez Losantos. Los demás son terroristas como tu.

-Tía, la interrumpí, para la gente que piensa como tu, como Mariano Rajoy, El Mundo y Federico Jimenez Losantos, todo pobre lleva por dentro un rojo, un terrorista.

-Deja de ser resentido, -me dijo alzando la voz-, lo que pasa con vosotros es que cuando alguien quiere imponer orden, salvaguardar las sanas costumbres y conservarnos en la fe cristiana, tu, y tus amigos comunistas, ponen el grito en el cielo
y acuden a Felipe González para meter miedo.

-Yo no soy comunista, tía, -reaccione-, soy socialista. Yo y mis compañeros defendemos los intereses de la clase media.

-Mariano es un héroe, siempre vapuleando a los rojos, ¿no te parece?

-Bueno, hay que aceptar que hace oposición y que esta en su legitimo derecho al ejercerla, lo inaceptable son los modales y el todo vale.

-A ustedes lo que les falta es disciplina, -dijo-, vuestros padres se olvidaron de educarlos en el respeto a Dios y a los mayores, con menos libertinaje e impidiéndoles leer los libros condenados al índice eclesiástico.

-Tía, dichosos los pueblos que forman y aman a los hombres y a las mujeres que son capaces de pensar por si mismos, que no obedecen ciegamente como un rebaño y que solo se dejan ordenar por lo que consideran razonable. Confiamos en que Hitler, Stalin y Mussolini no volverán y que los libros no arderán nunca mas en las piras de la intolerancia.

-Bueno, bueno, sobrino, ahora quieres pasarte por intelectual para no reconocer que tengo razón.


-Tía, por hoy dejémoslo ahí, otro día retomaremos el tema. Vamos, anda que el medico te espera.

-Ah, -suspiro-, con un comunista como tu no se puede.

Carlos Herrera Rozo

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